Simio tiene entre los labios
una plegaria que no lleva dirección
y contempla en silencio
Las consecuencias de su propia indecisión.

Perder el ritmo
bajando la escalera,
tropezar en el vacío
donde el caos espera.

Caer de pie entre tanta confusión,
Simio no entiende cómo es que se levantó.
Si camina con destreza
es casualidad de una larga evolución.

Perder el ritmo
por voltear a ver tu rostro,
olvidar el miedo a todo
y volver a abrir los ojos.

Simio habla con palabras
que es incapaz de definir,
sus pies se arrastran con torpeza
a través de la vida que le queda por vivir.

Noches largas,
ventanas indiscretas,
palabras amargas,
vanderas que se queman.

Simio cae de la escalera,
sueños que al caer se quiebran,
cicatrices que se quedan.

Tal vez estábamos demasiado cerca
y no pudimos ver las señales de alerta,
ignoramos las nubes que presagiaban la tormenta
y no pudimos reaccionar.

Tal vez no estábamos lo suficientemente cerca
y no escuchamos el rugido de la bestia
afilándose las garras,
ocultándose en la oscuridad,
lista para atacar.
No la pudimos controlar.

Contamos las horas que pasaron
entre los lamentos que fingimos
y de repente recordamos que nunca aprendimos a volar.
Huimos de los rencores
que creíamos vencidos
y nos tropezamos con nuestra propia fragilidad.

Seguimos con furia el camino
que con tanta violencia
nos trajo a este este lugar
y nos lamentamos al descubrir
nuestra propia debilidad.

Tal vez seguimos la voz del dios equivocado,
vuando nos dimos cuenta ya nos había abandonado.
Y aun sabiendo que todo iba a salir mal
decidimos continuar.

Seguimos con furia el camino
que con tanta violencia
nos trajo a este este lugar
y nos lamentamos al descubrir
nuestra propia debilidad.

Seguimos con furia el camino…
Que nos trajo hasta este lugar…
Inercia humana,
nuestra propia fragilidad.

Tienes frente a los ojos
un horizonte equivocado,
sientes el suelo bajo los pies,
pero, no hay sombra que corra a tu lado.

Extraña sensación,
huir como un fantasma enfurecido,
cegado por la luz que estalla,
dejándote indefenso y confundido.

Alcanzas a escuchar
más allá del horizonte equivocado,
las voces huecas de la gente
que sin mirarte pasa a tu lado.

La lluvia que te ahoga,
(No para de llover)
las marcas del castigo,
los minutos te golpean y te erosionan,
te siguen como a un viejo enemigo.

Estás tan lejos, pero estás aquí,
entre promesas y mentiras,
migajas para alimentar tu ira.

Estás tan lejos, pero estás aquí,
sigues buscando las respuestas
entre promesas y mentiras

Tienes frente a los ojos
un horizonte equivocado
sientes el fuego bajo los pies
pero no hay sombra que corra a tu lado.

Vuelves a despertar
(no para de llover)
en el horizonte equivocado,
las luces ya se alejan
y las sombras otra vez acechan.